Caminando hacia la Atalaya, una vez pasada la cuesta nos aparecen las obras del futuro aeropuerto. Cuando las vi por primera vez reconozco que fue en coche, llegando por la carretera que va del Villar a Cañada, con las desviaciones nuevas que han hecho, que cambian el recorrido habitual de esta recta carretera.
La impresión fue de un pequeño movimiento de tierra, muy lejos de los núcleos habitados y donde su destacada torre de control, dicen que será la única que operará en cualquier condición, incluso con niebla, nos aparece lejos, como una pequeña torre de las construcciones de juguete con las que jugamos de pequeños.
Pero no es así, al verlas desde la perspectiva de la "altura", lo que aparece a nuestros ojos, es una gran obra, muy compleja y que no queda tan lejos de las primeras casas.
Realmente, ¿el sonido de los aviones no afectará a nuestro pueblo y al cercano Villar?. Viéndolo a simple vista y sin tener ni idea de los estudios medioambientales realizados, no lo parece.
Pero demos un voto de confianza a nuestros profesionales y confiemos que con su buen hacer, no perjudiquen la tranquilidad, que a muchos de nosotros, nos enamora de Ballesteros.
